9.2.11

el hundimiento


No hubo sirenas, no hubo monstruos

No hubo fantasmas ni demonios

No hubo ciudades submarinas

No hubo ataques por sorpresa

No hubo bordes por donde el mundo se precipita

ni barcos ocultos en la neblina

No hubo sones cantados en la nada

ni mensajes de auxilio en botellas.



Fue sin embargo la luz

una falsa luz, un falso faro

lo que nos precipitó a los escollos

una luz que en tierra firme

tan satisfechos

los hombres llaman

la Razón
 

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